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La importancia de la polinizacíon

La polinización por animales representa un servicio ecosistémico de gran valor, ecológico y económico, para la humanidad. Sin polinizadores los humanos no sobreviviríamos y los ecosistemas terrestres colapsarían. Sin polinización zoógama, el 85% de las plantas con flores no podrían reproducirse sexualmente. Muchas de ellas son especies cultivadas, esenciales para la alimentación humana. De las 115 plantas más cultivadas en todo el mundo, el 75 % requiere polinización por animales, lo que representa el 35 % del rendimiento de los cultivos del mundo. Por ello, en algunos casos, como en cultivos intensivos, cuando la polinización es escasa, hay que recurrir a la acción directa del hombre (polinización artificial). Así mismo, la desaparición de la polinización mediada por animales puede tener repercusiones muy graves en la producción del forraje necesario para alimentar a los animales domésticos, que son fuentes de carne, leche, huevos, etc.

Otro aspecto que hace de la polinización mediada por animales un proceso crucial es su papel en la evolución y diversificación de plantas con flores y animales (especialmente insectos). La pérdida de este proceso ecológico podría condicionar la evolución de estos organismos, o llevarlos a la extinción, por ser uno de los principales factores implicados en el mantenimiento y la diversificación de decenas de miles de especies.

Qué es la polinizacíon

La polinización es el proceso de transferencia de granos de polen de la parte masculina de una planta (en las flores, el «estambre») a la parte femenina de la planta (en las flores, el “pistilo”).

El polen contiene gametos masculinos y el ovario gametos femeninos. El objetivo de todo organismo vivo, incluidas las plantas, es reproducirse. Una de las formas en que las plantas pueden hacerlo es produciendo semillas. La polinización asegura que el proceso de fertilización y la posterior formación de semillas, tengan lugar. Además, ya sea mediada por agentes abióticos (viento, agua) o por animales, la polinización es un suceso crítico y crucial en la reproducción de la mayoría de las especies de plantas que determina su éxito reproductivo y, por lo tanto, su permanencia en un lugar.

El 85% de las plantas con flores confían su polinización a los animales y el 65% concretamente a los insectos. La producción de sustancias «recompensa», como el polen y el néctar, y el desarrollo de estructuras florales atractivas, han hecho posible las interacciones mutualistas entre las especies vegetales y los polinizadores. La polinización está garantizada para las primeras, mientras que los insectos polinizadores pueden acceder a los nutrientes esenciales para su supervivencia.

CÓMO TIENE LUGAR LA POLINIZACIÓN

La polinización es de dos tipos:

  • autopolinización o polinización autógama (directa), cuando el polen fecunda los gametos femeninos producidos en la misma flor en la que se produjo el gameto masculino.
  • polinización cruzada o polinización heterógama, cuando el polen producido por una planta fertiliza los gametos femeninos presentes en flores de otra planta.

En este segundo caso, dependiendo de la especie, el transporte de polen entre plantas se puede lograr de distintas formas.

Alrededor del 15 % de las plantas, especialmente las gramíneas (como los cereales), la mayoría de las coníferas y algunos árboles, como los robles y arces, son polinizados por agentes abióticos:

  • por el viento (polinización anemófila);
  • por el agua (polinización hidrófila);

El 85% restante es polinizado por agentes bióticos:

  • por la acción de animales vertebrados pertenecientes a especies muy diversas: aves, murciélagos, reptiles, etc. (polinización zoofíla);
  • por los insectos (polinización entomófila).

En el caso de polinización biótica, las plantas se adaptan para atraer a los polinizadores específicos que necesitan. Normalmente, estos polinizadores no frecuentan las flores altruistamente para prestar el servicio de polinización a la planta, sino que pretenden alimentarse de néctar y/o polen, cubriéndose de éste que es así transportado de una planta a otra, permitiéndo su reproducción. De esta manera, tanto la planta como el insecto se benefician de su relación mutua.