Desde 1992, con la firma del Convenio de Río sobre la Biodiversidad por todos los Estados miembros de la Unión Europea, se reconoce la necesidad de preservar la biodiversidad con el objetivo de «prever, prevenir y combatir en su origen las causas de la reducción o pérdida significativa de la biodiversidad, por su importancia intrínseca y su valor ecológico y genético, pero también, indirectamente, por su valor social, económico, científico, educativo, cultural, recreativo y estético».
Para combatir la progresiva pérdida de biodiversidad en su territorio, la Unión Europea promulgó en 1992 la llamada «Directiva Hábitats» (Dir. 92/43/CEE) para proteger el medioambiente y los animales y revitalizó la anterior «Directiva Aves» (Dir. 79/409/CEE) destinada a proteger la avifauna europea. La Directiva de Hábitats establece en su artículo 3 la creación de una red ecológica europea denominada Natura 2000, con el fin de proteger las especies y hábitats en peligro de desaparición en el territorio de la UE. Los «nodos» de la red Natura 2000 son las Zonas Especiales de Conservación (ZEC) establecidas en virtud de la Directiva de Hábitats y las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) establecidas en virtud de la Directiva de Aves; las ZEC y las ZEPA pueden solaparse total o parcialmente.

La Red Natura 2000 de la UE está formada por casi 27.000 enclaves que protegen más de 2.000 especies y hábitats de interés para la conservación en Europa. Es la mayor red coordinada de zonas protegidas del mundo.